Cuando se cava un pozo muy profundo, la presión permite que el agua llegue a la superficie con gran poder. Del mismo modo, cuando nos servimos del manantial profundo del gozo divino, liberamos en nosotros un gran poder.
Fuimos creados para experimentar gozo y felicidad; somos gozosos por naturaleza. El gozo no depende de ninguna persona, condición o cosa. Así que elijo fluir con los acontecimientos de la vida asiéndome a mi fuente de gozo interno. Tomo tiempo para respirar profundamente y dirigir mi atención a mi ser interno. El fluir de la energía de vida de Dios me sustenta con un júbilo copioso. Éste me llena y se desborda hacia los demás en ondas dichosas que los bendicen.